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El Marco de Políticas Nacionales de Planificación, la última iniciativa gubernamental para estimular la actividad de los promotores publicada este verano, indica que los responsables de la planificación deberían apoyar las oportunidades de utilizar el espacio libre sobre instalaciones residenciales y comerciales existentes para crear nuevas viviendas.

Esta acción tiene como objetivo fomentar un mejor uso del espacio urbano, teniendo en cuenta que se ha reducido el interés por las ampliaciones subterráneas y aumenta la presión por conservar el cinturón verde, frente a las indicaciones del Gobierno de que va a suavizar las restricciones urbanísticas.

Aunque la Campaign to Protect Rural England (CPRE) está preocupada por la pérdida de zonas verdes, señala que es posible construir hasta 720 000 viviendas en zonas industriales rurales abandonadas, y apoya la idea de que las ampliaciones hacia arriba pueden formar parte de la solución a la crisis de la vivienda.

La mayoría de los propietarios y grandes minoristas ya son conscientes del potencial de construir hacia arriba: tanto Sainsbury’s como Tesco han desarrollado planes para construir apartamentos residenciales sobre sus establecimientos. Empresas como Airspace, que proyecta ampliaciones verticales, atraen el interés de las autoridades locales y clientes privados. Los apartamentos se pueden construir en una ubicación diferente para después colocarlos en su lugar, lo que ahorra costes y evita problemas.

Si existe la posibilidad de elegir entre excavar zonas con tesoros naturales, cubrir los campos de juegos con cemento y arrasar los bosques para crear espacio para viviendas o permitir a los constructores que añadan un par de plantas más a las viviendas urbanas, hay muy buenas razones para inclinarse por la segunda opción.